
Una herramienta para la economía circular
La implementación de la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) en América Latina data de hace más de una década, pero en el último tiempo resurge un aumento de la actividad en ese tema por parte de las autoridades ambientales de la región. Cuáles son los desafíos de su aplicación.
Por Daniel Ott.
La Responsabilidad Extendida del Productor (REP) es un principio de política ambiental introducido por primera vez en los años ´90 que busca extender la responsabilidad de los productores a la etapa “posconsumo”. La idea principal es lograr que se integre el costo ambiental para la recolección y el manejo ambientalmente amigable de ciertos tipos de residuos especiales dentro del precio de venta del producto. En otras palabras, la REP representa una manera eficiente para los gobiernos de trasladar la responsabilidad administrativa, operacional y financiera de la gestión de ciertos productos con características especiales a los productores.
En este sentido, la REP busca romper el esquema de una economía lineal y lograr que los materiales que usamos para fabricar ciertos productos se recuperen y se reintegren a los ciclos productivos. Es decir, lo que hoy llamamos una Economía Circular.
La REP, por lo general, se aplica para productos con características especiales que requieren que – una vez que el producto se convierta en residuo – tenga un manejo diferenciado a los residuos sólidos urbanos. Estos productos incluyen por ejemplo los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), pilas y acumuladores, baterías plomo-ácido, neumáticos fuera de uso, medicamentos vencidos, envases de plaguicidas, y últimamente también envases y embalajes en general.
La REP surge en América Latina más o menos hace 15 años, cuando los primeros países empezaron a convocar mesas de trabajo entre gobierno e industria para revisar una posible aplicación de la REP en el marco normativo. Como consecuencia se publicaron las primeras reglamentaciones alrededor del 2010, lo que llevó a la creación de Organizaciones Responsables de Productores (ORP). Después de la “primera ola” de reglamentaciones tipo REP en América Latina, sigue un periodo bastante pasivo. Pero en los últimos años se nota claramente un aumento de la actividad en ese tema por parte de las autoridades ambientales de la región.
Uno de los retos más grandes para la implementación exitosa de la REP en América Latina es la interpretación de la REP como tal, en el sentido que muchos países señalan a los productores como los únicos responsables de todo el sistema, y aunque tienen la responsabilidad administrativa, operacional y financiera, no son los únicos responsables para que el sistema funcione de manera eficiente. Por otra parte, no basta con simplemente expedir una reglamentación basada en REP. Es importante establecer una igualdad de condiciones a través de monitoreo y fiscalización, para lograr que realmente todos los actores participen.
Aunque la REP incrementa las exigencias sobre los productores, también ofrece una serie de oportunidades. La REP indudablemente aumenta la formalidad en la gestión de los residuos especiales. Al mismo tiempo, los sistemas de REP aportan una gran cantidad de información nueva. Por ejemplo, registran datos sobre la trazabilidad del residuo, brindan aprendizajes sobre clientes y usuarios, los cuales incluso permiten a los productores repensar sus modelos de negocio con la mirada de la economía circular – recirculación verdadera de los materiales dentro de los productos específicos de un productor.
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