
Un refugio para la humanidad
Una reserva natural en uno de los últimos bosques vírgenes de Europa. El Parque Nacional Bialowieza, uno de los más antiguos del continente (creado en 1932) se encuentra dividido entre Polonia y Biellorusia y es hogar del casi extinto bisonte europeo. Mantiene además un máximo respeto por los árboles que alberga, hasta el punto que no se retiran ejemplares muertos o caídos.
Por Juan Carlos Gambarotta
Una muralla oscura aparece en la planicie. Cuando el tren se acerca me sorprendo por su oscuridad y altura; estoy llegando al Parque Nacional Bialowieza. Al borde de un claro, me encuentro con un gran bisonte, vivencia que por un instante me transporta al pasado de Europa, cuando se los pintaba en las cavernas. Un fuerte golpeteo denota la presencia de un pito negro, -el gran pájaro carpintero de nuca roja- que sale de su nido en un viejo abeto.
La zona núcleo del parque es un relicto inapreciable del bosque que abarcó buena parte del continente. Lo componen árboles cuyo porte no se encuentra en otras partes, abundando los abetos de más de 50 m de altura y pinos, robles, tilos, fresnos, alisos y álamos que superan los 40 metros, y de hasta 2 de diámetro.
El bosque ocupa una planicie que se divide entre Polonia y Bielorrusia. Del lado polaco, el Parque Nacional y Reserva de Biosfera abarca 580 km2 y cuenta con una zona núcleo de 4.747 hectáreas. La rodean extensas zonas donde hay extracción selectiva de madera con períodos de rotación más largos de lo usual -donde están individualizados y se protegen los árboles viejos-, y otras zonas de uso más intenso. La variedad de tipos de suelo ha generado diversas comunidades vegetales habitadas por 228 especies de aves, habiendo también alces, ciervos, jabalíes, linces, castores y lobos.
Pero por sobre todo, el bosque de Bialowieza mantuvo la última población del bisonte europeo que puede superar los 2 metros de altura y los 900 kilos de peso. Durante la primera guerra mundial, los alemanes que ocupaban el área comenzaron la explotación intensiva del bosque y casi exterminan su fauna. La repoblación de los bisontes se hizo mediante un programa de cría basado en ejemplares que sobrevivían en zoológicos, generando así uno de los más exitosos programas de reintroducción de especies y fuente de inspiración para muchos otros.
La historia del área es muy compleja, pero resalta su temprano uso como territorio de caza de los zares,- el bisonte se cazaba con lanza y a caballo- lo que valió la protección del bosque desde aquel entonces.
Bialowieza es uno de los bosques más estudiados del mundo y cuenta con cuatro estaciones científicas. En 2017, el gobierno autorizó una tala mucho mayor a la habitual recomendada para el manejo, lo que movilizó conservacionistas de todo el mundo. La tala solamente se detuvo cuando la Corte Europea impuso una fuerte multa por cada día que continuara la acción. La humanidad no puede permitirse perder una reliquia viviente como Bialowieza.
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