Un peligro latente

La problemática del plástico es conocida por todos. Sin embargo, aún perdura y las proyecciones indican que de aquí a 20 años se triplicará...salvo que hagamos algo al respecto.

Por Pilar Lacalle

 

El plástico está en todos lados. Se ha convertido en un componente esencial de nuestra existencia en la tierra… nos es imposible imaginar la vida sin él. El hecho de que tenemos los mares llenos de plástico no es algo nuevo: playas y ríos cubiertos de desechos de este material; animales atrapados en redes de pesca o en bolsas; el hecho de que los peces que comemos tienen sus estómagos repletos de plástico.

 

Lo que quizás no es tan sabido es que hay tanto plástico en el mar que incluso se han formado 5 descomunales islas de basura plástica en los grandes giros oceánicos, que son remolinos producidos por la acción rotatoria de la tierra junto a las corrientes de agua que generan los vientos moviéndose desde los trópicos hacia los polos. El tamaño de estas islas o basurales flotantes es inmenso y no paran de crecer, ya que anualmente se estima que terminan en el océano más de 8 millones de toneladas de plástico. Y esto es sólo la punta del iceberg, ya que el 70% del plástico que llega al océano termina en su fondo, cual alfombra de desechos. La pregunta es: ¿cómo llega todo este plástico tan lejos? ¿Qué consecuencias tiene? Y sobre todo: ¿se puede hacer algo al respecto?

 

Se calcula que el 20% proviene de las plataformas petrolíferas y de los barcos, mientras que el 80% proviene de la producción en tierra. El tema es que el plástico no desaparece, sino que se fragmenta formando microplásticos y nanoplásticos, terminando así en el estómago de peces y otros animales y aves marinas. Como si fuera poco, el plástico está conformado por grandes moléculas que cual esponjas, absorben y se le adhieren pesticidas, toxinas y otros químicos.

 

El drama continúa, ya que esta toxicidad llega a la cúspide de la cadena alimenticia: nosotros. Al ingerir tantos químicos generalmente invisibles a simple vista, se han reportado consecuencias tales como problemas endócrinos, diabetes, cáncer, pubertad avanzada etc.

 

 

El problema está instalado

 

El abuso del plástico y su omnipresencia parece ser el triste legado arqueológico que dejaremos a futuras generaciones. Solo queda concientizarnos de la gravedad del problema y educar y educarnos en nuevos hábitos para así disminuir este trágico impacto.

 

La solución a gran escala sería lograr una economía circular en la cual todos los productos hechos con plástico se reciclaran; pero mientras tanto no debemos desestimar el valor de las acciones individuales con las que cada uno puede contribuir.

 

La consigna sería: reducir el uso, reusar los objetos, reciclar y rehusarse a utilizar aquellos plásticos llamados de uso único (sorbitos, vasos, botellas plásticas etc.) sustituyéndolos por aquellos hechos con materiales biodegradables. Actuemos juntos conscientes de que, levantando, reciclando, reusando un plástico a la vez, mejoramos nuestro planeta.



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