Un modelo de sostenibilidad para el océano

Desarrollar la economía azul es cada vez más necesario para fortalecer la protección ambiental y los medios de vida de las comunidades locales.

Por Flavio Scasso. Analista del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Área de ambiente y recursos naturales.

 

 

En las últimas décadas, las zonas costeras y marinas han sufrido severos procesos de degradación, producto de la acumulación de residuos, la contaminación y acidificación del agua, la pérdida de ecosistemas y de biodiversidad, el aumento del nivel del mar, la reducción de los stocks pesqueros, o el colapso de centros turísticos.

 

A nivel nacional, algunos temas que serían necesarios abordar para dar mayor resiliencia a los espacios costeros y marinos son la consolidación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas -optimizando la gestión de las áreas existentes y ampliando la superficie de áreas marinas protegidas-, mejorar la evaluación de los stocks pesqueros, reducir la sobrepesca y la pesca incidental, atacar de una forma más efectiva tanto a nivel local como regional el control de la eutrofización y de las floraciones de algas, reducir la generación de residuos (en especial los microplásticos) y mejorar la disposición final de los mismos, apoyar líneas de investigación con el financiamiento y la orientación necesaria para dar soluciones a los desafíos actuales, y fortalecer los vínculos entre ciencia y política.

 
 

 

En este contexto, el desarrollo de una economía azul puede jugar un rol importante. La economía azul hace foco en la necesidad de generar un modelo de desarrollo que favorezca la sostenibilidad, poniendo la lupa en la protección de los océanos, el uso de los recursos dentro de límites ecológicamente sostenibles, y una distribución más equitativa de los beneficios. Apuesta a desarrollar soluciones innovadoras para satisfacer las demandas con productos locales. Esto implica aprovechar de una forma sostenible los recursos que tenemos a nuestro alcance, apostando por la economía local y disminuyendo los costos y la contaminación que implica el transporte desde y hacia zonas geográficamente alejadas. Para ello promueve el desarrollo de emprendimientos donde el uso de los recursos no supere su capacidad de regeneración, se minimicen los residuos y se generen empleos para las comunidades locales.

 

Recientemente, un grupo de agencias del Sistema de Naciones Unidas en Uruguay, elaboraron un documento que evalúa los desafíos y las oportunidades para impulsar la economía azul en Uruguay. Esta evaluación encontró que para desarrollar una economía azul, se debe hacer efectivo el cumplimiento de las regulaciones existentes, mejorar la integración intersectorial, mejorar el acceso a financiamiento de largo plazo y fortalecer el monitoreo de las aguas de jurisdicción nacional.

 

Ante un escenario de diversificación e intensificación de actividades que hacen uso y presionan los ecosistemas marinos, esta evaluación propone políticas y acciones que pueden servir de base para una necesaria discusión que promueva formas de producción y consumo más amigables con el ambiente y más equitativas en el reparto de los beneficios.



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