
Saberes ancestrales y el futuro del planeta
Las voces indígenas resurgen en el momento propicio para recuperar al planeta. Viviana Figueroa, primera doctora en derecho -egresada de la UBA- en Argentina, es consultora internacional en asuntos sobre saberes ancestrales y miembro de la Red de Mujeres Indígenas sobre Biodiversidad.
Por María Mercedes López Tabarez
Para Viviana, su conocimiento del mundo comenzó con sus abuelos en la comunidad de Ocumazo -zona rural- a media hora de la ciudad de Humahuaca, en la provincia de Jujuy.
“Cuando andábamos por los cerros, mi abuelo me contaba nuestra historia. Las comunidades indígenas tienen esta transmisión oral. Casi que si no pasas tiempo con tus abuelos, no es algo que aprendas, porque no está escrito”, relata.
En el caso de los pueblos indígenas, su lengua tiene una función práctica, el enriquecimiento y el mantenimiento dependen de la conservación del ambiente. Si por el cambio climático desaparece una especie, el nombre de ese ejemplar y todos los conocimientos asociados a la misma desaparecen para siempre. El abuelo ya no la va a poder decir al nieto. Esto se llama “Añagua”, o “esto sirve para esto”, porque ya no existe. El deterioro de la naturaleza en estos últimos tiempos impactó en las lenguas indígenas empobreciéndolo, al igual que su conocimiento.
Bajo esta perspectiva, en la que el ser humano se entiende como parte del medio ambiente, la ONU funda en la Cumbre de la Tierra 2009, el Convenio sobre Biodiversidad, el cual lleva registro de los cambios en la biodiversidad -variedad de especies (animales y vegetales)- del planeta y de las medidas a adoptar en pos de un futuro mejor. Viviana trabajó para el Convenio en la recuperación e integración de los saberes tradicionales de las culturas indígenas.
“A nivel global se ha hecho una sobreexplotación muy grande de los recursos del planeta. De acuerdo a la evaluación que fue publicada en mayo de 2019, se detectó que las áreas donde están las comunidades indígenas son islas en el mar de la devastación ambiental. Está comprobado que, si no existieran estos casi 5 millones de indígenas, la situación de la contaminación y extinción del planeta sería aún peor”, señala Viviana.
Hace ya tiempo, que las comunidades piden por un sistema más justo y equitativo, que apoye los esfuerzos de los pueblos indígenas en la conservación de los bosques nativos (en Argentina la mayoría se encuentran en áreas cercanas a los pueblos indígenas) y que reconozca sus hallazgos científicos sobre plantas y sus usos medicinales.
“Muchos investigadores han llegado a los pueblos indígenas diciendo: ´Ustedes tienen una obligación con la humanidad, expliquen para qué utilizan sus planta´, y se han llevado nuestro saber gratis. Reclaman nuestros conocimientos en beneficio de la humanidad, pero es en beneficio de la empresa farmacéutica, que luego va a vender a todo el mundo”, reflexiona.
Integración de visiones
Después de terminar la carrera y haber trabajado en la cátedra de Derechos Humanos, Viviana fundó la Asociación de Juventud Indígenas de Argentina. Ahí trabajó en el derecho a la educación de niñas y niños indígenas. Junto con Unicef, realizó un trabajo de investigación en cuatro provincias, donde las conclusiones demuestran que el sistema educativo estatal tiene una gran falencia en comprender e integrar la cultura indígena al aula de clase. Como consecuencia, casi el 80% de los niños que pertenecen a las comunidades indígenas no terminan el ciclo de educación primaria.
“El problema es que los niños en su casa hablan el idioma materno, el Wichí, el Qom, luego van a la escuela y los maestros no saben su idioma, ni cultura. Como no están preparados, no hay buena comunicación. El sistema educativo está creado rígidamente para un ´niño ideal´, que es el que habla el idioma nacional y tiene una visión y una cultura única”.
Así es como las nuevas generaciones de estas comunidades, sufren una suerte de limbo cultural, donde no existe una integración sana de los dos mundos y la experiencia escolar se vuelve un proceso de pérdida de identidad. Consecuentemente los oficios tradicionales son dejados a un lado, no los aprenden y pasan al olvido.
En este encuentro de visiones, es vital el rol de personas como Viviana e instituciones que hagan de puente. Debe haber un cambio de narrativa en cuanto a cómo vemos a las comunidades indígenas, al rol que tuvieron y tienen en el mundo. Debemos reescribir la historia, dejar de tratarlos como los pobres atrasados, borrar ese relato que Viviana recuerda que recibió en su salón de primaria: “Si no fuera por Colón, seríamos unos salvajes y no estarían sentados aquí”. La naturaleza está dejando bien claro cuál es la cultura obsoleta: el que no cuida su entorno, muere con él. El mundo occidental necesita abrir el diálogo a otras formas de entender la vida y aprovechar el entrecruce de conocimientos para darle un giro a este futuro sentencioso, que nos dice cambiar o morir. Cambiemos.
Sé parte del cambio Apóyanos!