Números naturales

La colaboración y el uso inteligente de los recursos financieros pueden tener un impacto significativo en la conservación y regeneración de los ecosistemas naturales.

 

Por Matías Kelly

 

A esta altura del partido sabemos que la concentración de carbono en la atmósfera genera, entre otras cosas (y sin ánimo de simplificar), un aumento en la temperatura, y eso provoca cambios irreversibles que ya estamos viviendo.

 

El carbono en la atmósfera aumenta porque como humanidad multiplicamos las emisiones a partir de la agricultura, la industria, la construcción, la energía y la quema de combustibles fósiles. Hasta ahora todos nuestros «esfuerzos» han apuntado a disminuir las emisiones, y han fracasado.

 

Cada día más calientes, los números alertan que el sistema económico, tal cual como lo conocemos, no es sustentable, que estamos excediendo todos los límites planetarios y sociales. Los números, en general, sirven para modelar y predecir los fenómenos naturales relacionados al cambio climático y, en relación, a guiar los esfuerzos relacionados de adaptación y mitigación. Los números, a través de las finanzas, sirven para dirigir y encauzar la actividad humana.

 

Y los números también son naturaleza. La secuencia de Fibonacci es un ejemplo muy interesante: 1,1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144… Cada término es la suma de los dos anteriores, y así crece hasta el infinito, como una ola. Lo llamativo de ésta secuencia es que está presente en muchas configuraciones biológicas, desde la disposición de hojas en los tallos (cuyos ángulos varían con ese patrón de arriba hacia abajo para aprovechar mejor la luz solar y el agua), hasta flores, piñas, espigas de girasol, la caparazón de moluscos o los patrones de reproducción de los conejos.

 

Podemos poner los instrumentos jurídicos, la estructura asociativa, los modelos económicos, los cálculos matemáticos, todo eso al servicio de la conservación de ambientes naturales y de la regeneración de tierra degradada. Res non verba: los números al servicio de la vida. Aprendamos de los números de la naturaleza.

 

¿Podemos proyectar un crecimiento sostenible y armónico? ¿Se imaginan todo lo que el dinero podría hacer al servicio de la protección de los humedales o el monte nativo? ¿Se imaginan si compramos 100 hectáreas de tierra, la refondeamos vía crowdfunding, pagamos a inversores y luego compramos 200 hectáreas y repetimos el proceso hasta el infinito? ¿Se imaginan si cada persona convence a otras dos sobre la importancia de poner su dinero al servicio del mundo, financiando proyectos con impacto positivo? ¿Y si creamos una banca de carbono?

 

La regeneración de suelos es una de las grandes esperanzas para frenar la crisis climática y ambiental. El dinero no puede ser un obstáculo.



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