
Levantar vuelo
En Uruguay recibimos miles de aves migratorias todos los años, provenientes del norte de Norteamérica, desde Alaska y Canadá.
Por Joaquín Aldabe
El de las aves migratorias es un gran y misterioso universo. Van y vienen, recorriendo miles de kilómetros, atravesando climas de todo tipo, países de todo el globo. Realmente lo ven todo. Estas aves tienen tamaños que no superan los 200 gramos y algunas pueden ser tan pequeñas como 50 gramos y 20 cm. Aún así, estos animales logran espectaculares migraciones de 15 mil kilómetros, uniendo tierras de esquimales y osos polares con playas; lagunas y pastizales con vacas, ovejas y gauchos.
Los chorlos y playeros son un grupo de aves pertenecientes a las familias Charadriidae y Scolopacidae. A pesar de ser un grupo de aves poco conocido para los no especializados, en realidad hay una especie que sí la conocemos todos: el Tero, que por algún motivo desconocido hasta ahora, no realiza migraciones.
Los chorlos y playeros son aves generalmente relacionadas con ambientes acuáticos. Se alimentan de insectos, arañas y otros invertebrados que obtienen del suelo. El ciclo anual de estas aves es bien interesante y movido: empecemos por casa.
Cada primavera recibimos en Uruguay decenas de miles de aves playeras, luego de su épica migración que atraviesa Canadá, Estados Unidos, El Caribe, Colombia, Brasil, Bolivia, Paraguay y, finalmente, llegan a nuestro país. Son miles de kilómetros que pueden recorrer tan rápido como dos semanas, aunque típicamente les lleva un par de meses. ¿Cómo logran esta travesía? Productos de miles de años de evolución, estas aves se han adaptado para almacenar energía en forma de grasa, que es consumida durante la migración. Además, incrementan su musculatura pectoral (hipertrofia de músculos relacionados con el batido de las alas) y reducen el máximo los órganos digestivos, ya que no los utilizan tanto (no tiene sentido destinar energía en su mantenimiento). Además, antes de cada migración realizan un recambio de las plumas que, desgastadas por su uso, necesitan renovarse para ser eficientes en el desplazamiento.
Las aves migratorias necesitan detenerse durante su largo viaje para descansar, alimentarse y tomar agua. Utilizan sitios de parada migratoria que son como “estaciones de servicio”. Generalmente, utilizan los mismos sitios todos los años, y por eso es necesario que estos sitios estén bien conservados, y con bastante alimento.
Durante la primavera y parte del verano, las aves playeras migratorias utilizan diversos ambientes en Uruguay, como las playas arenosas, puntas rocosas, lagunas costeras, humedales y pastizales. En estos hábitats, se alimentan activamente para recuperarse de la migración. Llegan bastante delgadas por el esfuerzo realizado en la migración, y entonces deben engordar para tener energía que les permita cambiar las plumas, ya pensando en el viaje de vuelta. Éste es hacia las áreas de reproducción. Empiezan a partir desde Uruguay a principios de febrero. Si el alimento es bueno y si no hay perturbaciones que las estresen, lograrán estar en peso y con plumas en buen estado para lograr el épico viaje que las llevará hasta la tundra del mar Ártico, siempre y cuando los sitios de parada migratoria estén en buen estado de conservación.
Lastimosamente, el estado de conservación de las áreas de invernada (Uruguay) así como los sitios de parada migratoria, no están en muy buen estado de conservación debido a transformaciones ambientales, contaminación, pérdida y degradación de hábitat. Este particular grupo de aves tiene serios problemas de conservación, y se necesitan medidas internacionales coordinadas para su permanencia en nuestro planeta.
La Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras es una iniciativa internacional para asegurar la conservación de estos animales, a través de la protección de los sitios que forman parte de rutas migratorias.
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