
Entre soles y lunas
Nuestra vida transcurre entre el día y la noche, transitamos entre la luz y la oscuridad, latimos “Entre Soles y Lunas”. Así se llama la Fundación que preside Doris Helena Rojas.
Por Magdalena Moldes
De origen colombiano, Doris tuvo que abandonar el país junto a su marido e hijos hace 12 años. Allá dejó un cargo de gerente de televisión, una empresa familiar, las paredes de su hogar, colores, costumbres y pertenencia. Un país entero. Lo único material que priorizó llevar consigo fue una maleta con los juguetes preferidos de su hija menor.
Mientras el avión despegaba, Doris Helena “sentía que la desgarraban, que la arrancaban de algo” y no pudo evitar imaginar una planta viva, verde y jugosa siendo arrancada de la tierra que le dio la vida, tironeada, hasta que las raíces tensas revientan, deshilachándose, como cuerdas de guitarra. Una historia de inmigrante única y a la vez, como tantas otras, llena de miedo, desarraigo, sueños rotos y discriminación.
Pero Doris Helena es una mujer con una fortaleza increíble que supo plantar nuevamente las raíces vivas de su existencia, resignificó el propósito de su vida y se abocó a capitalizar la experiencia migratoria. Comenzó a investigar el tema entendiendo la importancia de enfocarlo desde una perspectiva positiva, visibilizando la migración territorial como patrimonio en movimiento. “Las personas tenemos valores patrimoniales, materiales e inmateriales propios del lugar de origen y éstos irán con nosotros siempre a donde quiera que vayamos, tú sabes”, dice sonriendo. Y explica: “Se produce un intercambio inevitable entre ese bagaje personal y aquellos valores que constituyen la idiosincrasia del nuevo destino. De ahí que las identidades y culturas se van transformando, producto de lo que todos los seres humanos vamos aportando en esa construcción colectiva. Esto puedo leerlo fácilmente en mi ciudad cuando en una tienda naturista compro hummus con tahine, contemplo los edificios de estilo europeo del siglo pasado o escucho música con ritmos de antiguas razas negras”.
La Fundación Entre Soles y Lunas se gestó con el propósito de trabajar el tema migratorio desde la comunicación, la cultura y el arte. Para ello es fundamental articular, conectar los actores primarios en cuestión: los proyectos académicos, las organizaciones sociales y las políticas estatales. Una buena idea, técnicamente impecable, de nada sirve en un cajón si no se nutre de una realidad social que se mueve, viva, en nuestras calles y que siente la brecha insondable entre la teoría, las políticas programáticas elaboradas en escritorios y su propia vivencia.
“Es imprescindible generar estructuras que aporten bienestar a través de la promoción del desarrollo, de políticas públicas adecuadas, de las mejores prácticas, de la reconstrucción de tejidos sociales en las comunidades, en la forma de mirarnos, valorándonos, en la capacidad de darnos la mano, de aprender a plantarnos frente al otro desde la compasión, el entendimiento y la dignificación humana”, expresa.
Entre Soles y Lunas viene transitando un sólido camino pisando fuerte. Su primera acción local se remonta al año 2006 bajo la consigna “Cabemos todos”, asistido por la OIM, la UNESCO, la Intendencia Municipal de Montevideo y la Universidad de la República. A partir de entonces no ha parado: lleva ya 12 encuentros internacionales realizados en Uruguay, Costa Rica, Argentina, España, Brasil y Colombia, convocando investigadores en la materia, concertando diálogos e involucrando una variada representación internacional en todos ellos.
La Fundación busca sensibilizar a través de una mirada positiva sobre el tema migratorio. Su foco ilumina con la convicción de que todas las personas tenemos algo para aportar, rechaza la victimización del inmigrante y lo alienta a que empodere sus capacidades. Entre Soles y Lunas transitamos, haciendo camino, hacia el encuentro de sociedades integradoras respetuosas de las diferencias.
Sumate a sus actividades en entresolesylunas.org
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