El retorno de los bosques: Como rediseñar nuestro futuro con árboles.

Los sistemas agroforestales se conciben bajo el rediseño funcional de los sistemas productivos tradicionales, incluyendo árboles con el objetivo de mejorar los servicios ecosistémicos.

 

Por Ing. Agroforestal Gastón Carro. Técnico del programa de Agroecología de CEUTA. Asesor privado en Espíritu del Bosque.

 

Latinoamérica solo produce el 9% de los gases de efecto invernadero, sin embargo es una de las regiones más vulnerables y afectadas por el cambio climático. Estudios aseguran que si “el calentamiento global continúa incrementándose, la agricultura latinoamericana sería uno de los sectores más afectados porque el rendimiento agrícola disminuiría en 16 %”.

 

Para colmo de males, la agricultura actual se parece más a “una minería a cielo abierto de nutrientes”, es decir, se extraen los nutrientes del suelo degradando su estructura que luego termina aguas abajo, contaminando los cursos de agua; ésta es la causa principal (no la única) de que en el verano pasado se produjera una espectacular floración de cianobacterias en más de 500 km de costa de Uruguay.

 

Pero los desafíos que enfrentamos son tan profundos como los dogmas imperantes que no nos permiten encaminar nuevas alternativas en los modelos de producción. El modelo de agricultura convencional, además de ser insostenible, se asemeja más a una táctica militar basada en el control y domesticación de la naturaleza (inspirado en algunos preceptos religiosos donde regía el temor a lo “salvaje”). Esta idea junto con la percepción de nuestra aparente separación o independencia absoluta de los sistemas vivos, nos permiten realizar una intervención con total impunidad.

 

Los sistemas agroforestales (SAFS) cambian esta percepción y se basan en el rediseño funcional de los sistemas productivos incluyendo árboles con el objetivo de producir bienes, mejorando los servicios ecosistémicos, aumentando la diversidad y capturando carbono. Uruguay posee claras ventajas para el desarrollo de los SAFS: una ventaja es que ocupa el Bioma denominado “Sabana Uruguaya”, caracterizado por tener un componente de árboles y arbusto más abundante y diverso que el resto de la Pampa. Otra ventaja es que debido a efectos del cambio climático, la variabilidad climática está causando mayores precipitaciones, temperatura media más alta y heladas menos severas, creando condiciones para que los árboles se expandan en el territorio.

 

Las aplicaciones de los SAFS pueden ser diversas: Bosques Comestibles para producir alimentos, Zonas de Amortiguación para mejorar la calidad del agua, Sistemas de Silvopastoreo que otorgan bienestar animal y producciones complementarias, cultivos en callejones de árboles, y más. Dentro de los esquemas de los SAFs cobran un rol importante nuestras especies nativas arbóreas (313 especies) y en especial las frutales nativas como el Guayabo del País, Arazá, Pitanga, Ubajay, Guaviyú, Butiá y más. Éstas han demostrado superioridad absoluta en cuanto a concentración de nutrientes y efectos positivos en la salud, respecto a las frutas tradicionales, con la ventaja que están mejor adaptadas y tienen la capacidad de otorgarle personalidad a la gastronomía Uruguaya.

 

Los SAFS con especies nativas son una herramienta que nos permite retomar los territorios de una forma saludable, regenerando las funciones de los ecosistemas, rompiendo el paradigma que producir alimentos y mejorar el ambiente a la vez, no es posible, pero son necesarias políticas, programas de ayuda e investigación que aclaren los caminos a seguir.

 



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