
El flechazo del Ártico
Adentrarse en Alaska es casi como experimentar lo que sería conocer otro planeta. Prístino, enigmático, silencioso, con sus amplias superficies heladas, conocer el Parque Nacional Denali y toparse con algunos de sus animales es sentir el mundo salvaje en su máxima expresión.
Por Juan Carlos Gambarotta
Sobrevolábamos la tundra monitoreando lobos. El día soleado permitía ver espléndidamente la Cordillera de Alaska y el Monte Denali brillaba tanto que parecía estar hecho de hielo puro. Una manchita oscura en el paisaje nevado señaló la presencia de un lobo negro, delatando así una manada que resultó estar compuesta además por uno gris, otro algo rojizo y tres pardo claro, diferencias de pelaje común entre los grandes lobos de Alaska. Lejos de asustarse, parecieron dar la bienvenida a la avioneta que los sobrevolaba cada quince días. Al cruzar la mirada con los ojos amarillos del lobo negro, sentí el flechazo del mundo salvaje del Ártico.
Era otoño y el Parque Nacional Denali ya estaba cerrado para los turistas. Me ubicaron en la pequeña y apartada cabaña de troncos que se encuentra en East Fork, y en las caminatas que realicé desde allí pude ver dos osas grises con sus crías, manadas de carneros de dall, un zorro plateado y muchísimas liebres blancas. Cosa infrecuente, los mamíferos eran más abundantes que las aves, porque la mayoría ya habían migrado. Pero se veían las especies residentes como las codornices de los abetos y perdices blancas. Una noche, lo que pareció ser una nube extrañamente verdosa, resultó ser el comienzo de una fiesta que dio la aurora boreal luciendo su cambiante e inolvidable belleza.
El Parque Nacional y Reserva Denali, de casi dos millones y medio de hectáreas, creado en 1917, toma el nombre de la montaña más alta de América del Norte: el Monte Denali, de 6.194 m de altura.
Denali tiene espectaculares paisajes y desde cierta perspectiva, entre la base de la cadena montañosa y el Pico Denali, se aprecia uno de los mayores desniveles del mundo. El parque alberga 650 especies de plantas florales, 39 especies de mamíferos y 167 de aves.
Durante el verano es visitado por cientos de miles de personas, pero el manejo es muy bueno y nunca dejan de encontrarse los animales que queremos ver. Todas las áreas protegidas del mundo tienen amenazas y presiones, pero es hermoso pensar que en las más extensas, como es el caso de Denali, se protegen buenas y sanas poblaciones de grandes mamíferos que mantienen en forma natural, sin manejo humano, la relación de abundancia predador-presa, algo que lamentablemente es más y más infrecuente en el mundo.
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