
Amor por su tierra
Rosario Quispe, una mujer singular. Desde la Puna argentina que la vio nacer, trabajar para que su gente, las comunidades coyas, puedan desarrollarse en su tierra, tengan igualdad de oportunidades y no deban emigrar a las ciudades en busca de sustento y desarrollo.
Por Lucía Tornero
Por su trabajo incansable y honesto, fue nominada al Premio Nobel de la Paz por la creación de la Warmi, una asociación con más de 3000 socios que trabaja para que las comunidades coyas no se desintegren. Inquieta, creativa, nadie le entregó nada. Salió a buscarlo. Y luego de mucho esfuerzo e incluso dolor (el mismo que no quería que sus pares sientan) tomó cartas en el asunto y comenzó a trabajar para reducir el riesgo social de las personas que viven en su Puna tan querida, luchando por sus derechos y dignididad a través de su proyecto llamado Warmi.
¿Cuál es la historia detrás de la creación de Warmi?
Para contar cómo nace Warmi, voy a contar de dónde vengo yo. Nací en la Puna, en el límite con Bolivia. Cuando terminé la escuela primaria, me fui a la ciudad a trabajar, pero no pude evitar extrañar demasiado a mi gente, a mi tierra, y por eso volví. Ahí fue cuando conocí a mi esposo, que era minero, tuve mi primer hijo a los 19 y nos íbamos mudando de una mina a la otra en busca de trabajo. Hasta que llegamos al pueblo de Abra Pampa, pero ninguno de los dos tenía trabajo. Sentíamos que la única opción era que mi marido se fuera a la ciudad porque donde estábamos no había oportunidades laborales. Pero no queríamos separarnos. Debía hacer algo. Así que un día llamé a un grupo de mujeres que estaban en la misma situación y empezamos a pensar cómo podíamos salir adelante.
¿Y cómo arrancó puntualmente el proyecto?
Como las mujeres no teníamos con quien dejar a nuestros hijos, comenzamos traerlos a las reuniones que hacíamos en mi casa. Y ahí, juntas, charlábamos de todo. De lo que nos pasaba y del futuro que queríamos. En la Puna hay muchas carencias. Mi madre enfermó gravemente, y no había ni una ambulancia en la zona para trasladarla de urgencia. Falleció por no poder satendid. Ese dolor me llevó a hacer, para que otros no sufran lo que me tocó sufrir a mí. Y así, junto a las mujeres, formamos nuestra organización, que llamamos Warmi Sayajsunqo, que en lengua quechua quiere decir “mujer perseverante”. Se fueron sumando más mujeres y después de pocos meses ya éramos más de 300.
¿En qué consiste la asociación?
Empezamos como tejedoras, pero hoy hacemos muchas cosas y trabajamos con distintas iniciativas: microcréditos para proyectos de ganadería y cultivo, emprendimientos de turismo, artesanías, temas de salud, etc. Incluso fundamos en 2011 la primera universidad de la Puna, a través de un convenio con la Universidad del Siglo 21. Hoy tenemos 56 estudiantes. También, con un programa de becas, logramos que muchos jóvenes estudien Medicina en Cuba.
¿Recibieron algún tipo de ayuda o asistencia?
Salí a buscar ayuda, pero era importante que fuera alguien que nos respetara y escuchara. Recibimos una donación de la Fundación AVINA que nos permitió comenzar con el sistema de préstamos solidarios basados en la confianza. Y también nos ayudó la Inter-American Foundation (IAF) de los Estados Unidos.
¿Qué impacto ha tenido Warmi durante estos años?
Cada vez hay más familias trabajando. Hoy somos más de 2000. Nuestras acciones ayudan a mejorar la calidad de vida de la gente de la Puna. De lo contrario, las familias se van separando, los jóvenes se van quedando sin oportunidades ni contención.
¿Cuál es tu mayor sueño?
Quiero un futuro para la Puna, que los hombres y las mujeres que se formaron en Warmi puedan desarrollarse y mejorar la región. Que pueda haber profesionales que no se tengan que ver obligados a abandonar su tierra y sus seres queridos, sino que se queden, que tengan un sueldo, que puedan vivir. Ellos son nuestra esperanza.
DESTACADOS / EPÍGRAFES
Las integrantes de Warmi comenzaron como tejedoras. Hoy, abarcan proyectos que van desde salud hasta ganadería.
Rosario Quispe recibió el Premio Abanderados de la Argentina Solidaria en 2012, un galardón anual que reconoce a ciudadanos que se destacan por su dedicación a los demás y su labor en pos de una sociedad mejor.
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